Concepción y Santiago, enero de 2012

Las organizaciones de la diversidad sexual abajo firmantes han recibido, en los últimos días, múltiples denuncias de personas trans, especialmente de identidad de género femenina, que se han visto discriminadas en el ingreso a discos gays. Esto ha ocurrido en las ciudades de Concepción y Santiago, pero sabemos que sucede en gran parte del país y en una mayor cantidad de locales.

Las personas trans (transexuales, transgéneros, travestis e intersex) —que son aquellas en que su identidad de género difiere de su sexo biológico de nacimiento— forman parte de una de las comunidades más discriminadas de Chile y, sin lugar a dudas, lo son en el marco de la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans).

Los argumentos recibidos de parte de algunos de sus dueños o administradores resultan sorprendentes y se sustentan en la ignorancia y el prejuicio. Por ejemplo: “las travestis son delincuentes, roban”; “son escandalosas”; “espantan clientes”; “son cahuineras”, “le quitan protagonismo a las transformistas por verse más minas” (ya que tienen “pechugas” y hormonas); “cometen el delito de suplantación de identidad”; etc.; etc.

Pensamos que el hecho de que algunas chicas trans hayan cometido actos ilegales o contrarios a la ética, no justifica asumir a priori que todas actuarán del mismo modo. Por lo demás, no hemos visto que cuando personas heterosexuales u homosexuales actúen de una manera reprochable, legal o éticamente, se haya tomado como medida la prohibición general de ingreso a estos grupos de personas.

Por otra parte, las organizaciones de diversidad sexual, con el apoyo de muchas personas de la sociedad civil, se encuentran luchando por la construcción de la un país en que el derecho de igualdad y no discriminación sea una realidad concreta y no sólo una aspiración lejana.

Todo lo anterior, hace que resulte inexplicable y sumamente contradictorio que sean lugares de esparcimiento orientados a la comunidad LGBT, a personas histórica y socialmente discriminadas, los que discriminen a la población más vulnerable de esta comunidad: las personas trans.

Sabemos que la finalidad directa de las discos, así como de otros lugares de esparcimiento abiertos al público, no es el activismo ni concientizar en materia de derechos humanos. Sin embargo, es deber de todas las personas, organizaciones y empresas respetar las leyes y los derechos humanos, especialmente el derecho de igualdad y no discriminación, establecido en nuestro ordenamiento jurídico interno (Constitución Política y Ley del Consumidor, por ejemplo), así como en diversos instrumentos internacionales, suscritos por el Estado de Chile.

Hacemos un llamado a los dueños y administradores de discos y locales gays que tomen conciencia de que resulta paradójico de que personas histórica y socialmente discriminadas hagan lo propio con otras, sobre todo tratándose de aquellas que forman parte de una misma lucha política en favor de la diversidad sexual. Además, los invitamos a dialogar y a conocer de manera desprejuiciada la realidad que enfrentan las personas trans en nuestra sociedad.

Finalmente, hacemos ver que este tipo de situaciones —que incluso y de manera lamentable se presentan en el seno de nuestra comunidad LGBT— hacen más necesaria que nunca la aprobación en nuestro Congreso Nacional de una ley antidiscriminación operativa en términos de que ponga el derecho a la igualdad y no discriminación al mismo nivel que los otros derechos fundamentales. Creemos que esta normativa, aunque a ella deben sumarse cambios culturales de fondo a partir de políticas públicas, resulta fundamental como una potente señal de que en Chile todos y todas somos iguales ante la ley y de que no es posible que unos discriminen a otros a partir de alguna condición inherente, como lo son la orientación sexual y la identidad de género.

 

Firman:

Agrupación Nefertiti (Iquique).

Coordinadora Euforia de Género (Concepción).

Fundación =Iguales.

Movimiento de la Diversidad Sexual (MUMS).

Movimiento Trans de Chile.

Sindicato Afrodita (Valparaíso).