Señor director,

Para muchos, el 12 de septiembre de 2018 pasará como otro miércoles sin trascendencia y su vida seguirá sin mayores cambios.

Para las personas trans es diferente.

Ayer, el Estado chileno reconoció por primera vez que existen. Reconoció que, al igual que todos, merecen que su identidad sea respetada, consagrándolo como un derecho en la Ley de Identidad de Género.

Fundación Iguales participó en este proyecto desde su génesis hasta su último trámite. Fue una discusión compleja y en muchas instancias hostil, pero la evolución del proyecto y las adherencias que conquistó reflejan la mayor apertura de los legisladores y la sociedad para ponerse en el lugar del otro y discutir lo que hasta hace poco tiempo era tabú. Basta recordar que dos años atrás el Senado había aprobado un proyecto que se restringía a los adultos y exigía certificados de sanidad mental. La versión aprobada ayer reconoce la identidad sin requisitos e incluye un procedimiento para adolescentes a partir de los catorce años. Y aunque no se aprobó la inclusión de niños por falta de quórum, conseguimos más de la mitad de los votos.

Es doloroso que no se reconociera el derecho de los niños a su identidad y de sus familias a apoyarlos; lo sentimos en primera persona. Es una deuda que debemos saldar cuanto antes. Pero miramos el futuro con esperanza, porque la sociedad chilena ha mostrado apertura hacia la diversidad, derribando prejuicios, no desde el poder ni desde la política, sino desde nuestras historias personales. Cuando podemos mirarnos a los ojos y sentir a quien tenemos delante, derribamos las barreras imaginarias que nos dividen y podemos relacionarnos sin miedo. Si dejamos atrás el miedo, seremos libres.

Juan Enrique Pi, Karen Atala, Emma de Ramón, Sebastián Gray, Alessia Injoque, Luis Larraín y Pablo Simonetti

Directorio Fundación Iguales

Lee esta carta en El Mercurio