Señor Director,

En la columna “El cambio de sexo es contrario al derecho natural”, el señor José Joaquín Ugarte se refirió al proyecto de ley de identidad de género cometiendo un error fundamental: no haber leído el proyecto al que con tanta confianza ataca. Su argumentación se centra en que la ley no debiera autorizar a las personas trans a “someterse a tratamientos quirúrgicos y hormonales”. Pues bien, el proyecto no se trata de esto y bastaba una lectura rápida para notarlo.

Aunque Ugarte tiene todo el derecho a una cosmovisión basada en la lógica jurídica del año 200 d.C, es fundamental que el respeto y el rigor intelectual sean la base para hacerse parte de la discusión. Por ello, habrá que insistir en que referirse a las identidades trans como “anomalías” es irrespetuoso, soberbio y falto de conocimiento. Lo último, por suerte, es remediable: la reciente declaración del Colegio Médico de Chile al respecto podrá serle de mucha utilidad.

La experiencia sexual de los seres humanos no puede reducirse a la reproducción, ni ésta al matrimonio. La de Ugarte se trata de una perspectiva ideológica –en el sentido marxista que tanto les gusta a quienes se oponen a esta ley– que nos aleja de la realidad de la sexualidad humana y de lo que se entiende en Chile por familia.

El rechazo a que una persona natural y mayor de edad acceda a cirugías y al uso de hormonas –cuestiones que, como dije más arriba, no son materias de esta ley– “por significar mutilación de parte del cuerpo y supresión de la función reproductiva” debiera ponerse en perspectiva: ¿Será que acaso que el señor Ugarte está también en contra de las cirugías de reducción estomacal o en contra de las vasectomías?

 

Isabel Amor

Directora de Educación

Fundación Iguales

Leer esta carta en El Mercurio.