Corría 2015 y Fundación Iguales se embarcó en la tarea de medir el impacto de la homo y
transfobia en los lugares de trabajo. Hasta ese entonces, no existían datos sobre la realidad de las
personas lesbianas, gays, bisexuales y trans –englobadas bajo la abreviatura LGBT– en el mundo
laboral. Era un deber levantar tal información bajo el supuesto de lo que no se mide, no se puede
mejorar. Sin embargo, nadie esperaba que los resultados fueran tan lóbregos.

En Chile, 5 de cada 10 trabajadores LGBT declara –según este instrumento– que es muy difícil
encontrar trabajo si el potencial empleador sabe o asume que el postulante es gay o lesbiana. Esta
cifra se eleva al 70% si el candidato es una persona transgénero. La orientación sexual y la
identidad de género suponen barreras importantes para la búsqueda de nuevas oportunidades
laborales.

Para quienes ya están insertos en espacios de trabajo la realidad no mejora: el 68% de los
encuestados no se atreve a hablar de su vida privada con sus pares ni con sus superiores, como sí
lo hacen sus colegas heterosexuales.

Con el objetivo de revertir estas cifras, en agosto de 2016 –y gracias a la colaboración de empresas
extranjeras– se creó la red Pride Connection Chile. ¿Su objetivo? Promover espacios diversos,
inclusivos y sin dejar a nadie afuera. Esto incluye a trabajadores gays, lesbianas, bisexuales y trans.
Con el correr de los meses varias organizaciones comenzaron a sumarse. Lo que partió como una
reunión de 10 compañías fue creciendo hasta más de 40 empresas que hoy conforman Pride
Connection. Varias nacionales comenzaron a plegarse a este proyecto, como Cencosud, Entel,
Empresas SB, WOM o Viña San Pedro, por nombrar a algunas.

La motivación de esta cantiad de empresas no está arraigada en una tendencia, moda o una
corriente desde el área de los recursos humanos. Todas las compañías que integran Pride
Connection Chile –y muchas otras alrededor del mundo– saben que gestionar equipos diversos las
vuelve más competitivas en la búsqueda de los mejores talentos, sin importar su origen social o
geográfico, su edad, orientación sexual o identidad de género. Disminuir la rotación de
colaboradores también es una motivación para comenzar a gestionar la diversidad, sea cual sea.
Desde su creación, Pride Connection ha visto cómo organizaciones han avanzado hacia mejores
condiciones para sus colaboradores LGBT. Desde la creación de políticas de diversidad e inclusión
que incluya a su personal LGBT, pasando por protocolos para la transición de género de sus
trabajadores trans, hasta el pago de terapias hormonales para aquellos trabajadores trans que
deciden iniciar su transición en el lugar de trabajo. Todo ello está ocurriendo en Chile, no en
Estados Unidos.

En dos años, Pride Connection ha cuadriplicado su tamaño, pero la inclusión debe ser algo
extendido a todas las empresas en el país y no solo a una red. Los trabajadores LGBT están –y
deben tener acceso– a todos los espacios en Chile y ese es el gran desafío para nosotros:
promover políticas públicas para que nadie sea discriminado por su orientación sexual o identidad
de género.

Emilio Maldonado.

Director ejecutivo

Fundación Iguales

Coordinador red Pride Connection Chile

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