El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una nueva resolución titulada “protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación  sexual e identidad de género”, precedida por dos resoluciones de 2011 y 2014 que versaban sobre este tema.

Chile, a través de la Cancillería, ha jugado un rol importante ya que junto a otros 6 países latinoamericanos impulsaron la presentación de la resolución y su aprobación, considerando la necesidad de un/a experto/a independiente cuya  misión sea evaluar la aplicación de las normas internacionales de derechos humanos existentes, identificar mejores prácticas y los vacíos existentes, sensibilizar sobre la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, participar en el diálogo constructivo y la consulta con los Estados y otras partes interesadas, facilitar la asistencia técnica, crear capacidades y cooperar para ayudar a eliminar la violencia y la discriminación por estos motivos.

Es interesante analizar cómo la política exterior chilena se la juega por el respeto, promoción y protección de los derechos, siendo que en el ordenamiento interno tenemos tantas deudas, las que dicen relación con  la permanente invisibilización de la diversidad sexual y de género, donde matar a una chica lesbiana no genera conciencia de los crímenes de odio que ocurren día a día. Necesitamos una Ley de Identidad de Género en Chile para que se reconozca el respeto de las identidad trans; se deben regular los derechos filiativos de los/as hijos/as de parejas del mismo sexo,  y necesitamos que hoy exista matrimonio igualitario con filiación en Chile. Por eso pedimos al gobierno que sea profeta en su tierra.

Daniela Santana Silva
Directora Jurídica
Fundación Iguales

Leer original en La Tercera