Los Jóvenes hoy son dueños y maestros de las redes y plataformas sociales, además de instaurar una agenda digital sobre valores y objetivos paralelas a las del Gobierno y me atrevo a decir, que más necesaria para el Estado de lo que el ejecutivo estima, en la era tecnológica los jóvenes hemos sido capaces de priorizar y ordenar ciertos criterios de búsqueda de la información relevantes para el nacimiento, desarrollo y desempeño de ideas que creemos posibles y ponderables. Pero la verdad es que singularmente no podemos alcanzar estas metas, somos seres por esencia comunicativos de diversas habilidades que necesitamos de la cooperación mutua para establecer un mejor camino que logre el objetivo deseado. Y es aquella habilidad, virtud y capacidad de asociación la que hace del ser humano el más valioso recurso a la trascendencia.

Nuestra sociedad subsidiaria, donde muchas organizaciones coexisten bajo el paraguas de la «Idea País» pero con muchas acepciones diversas en su concepción y desarrollo.

Es en aquel marco social que los jóvenes se desenvuelven cada vez mejor, con herramientas como el internet y sus especiales estilos de vida, propios de la adolescencia con inquietudes y provistos tanto de cargas emocionales y técnicas que llegan de distintos puntos del conocimiento social, cultural y político. Pero lo que más llama la atención es que el segmento etéreo denominado «futuro» entiende que hoy, más que ayer es importante pertenecer y hacerse parte de…

No se pregunten que puede hacer su País por ustedes, sino que pueden hacer ustedes por su País.» – John F. Kennedy.

Las demandas parecieran ser el discurso innato de quienes buscan un cambio o transformación, pero también están los que desean ser parte de ese cambio y estar en su génesis. Hoy entienden que haciéndose parte de una organización, institución, fundación,  agrupación, etc. es aportar a una demanda, necesidad o reivindicación social a través de un proceso político y social.

Tanto el voluntariado como el activismo, son formas y estrategias para impulsar la participación en el cambio social (que siempre es constante). Los conceptos de voluntariado y activismo, aunque se piensen diferentes lo cierto es que poseen una dinámica muy parecida, ya que el objetivo de ambos,es involucrar a las personas y sus capacidades en los objetivos planteados de la causa que promueven.

Ambos pueden incidir en la agenda, la elaboración de políticas, en la representación y en la toma de decisiones, pero más importante aún es que generan un cambio individual de conciencia y acción. Somos capaces de adquirir un poco más de conciencia y modificar nuestras creencias en diferentes aspectos, lo cual nos lleva a una evolución social integradora que pasa primero por ser nosotros los agentes de cambio.

El voluntario o voluntaria es aquel que en un principio se involucra en el desarrollo de objetivos a largo plazo y el activista es quien proporciona liderazgo, áreas de acción y moviliza a las personas. Se crean oportunidades únicas y distintas que se trabajan siempre o mayoritariamente en grupos marginados, discriminados o segmentados por una estructura social que es el fin del cambio a realizar.

En conclusión estos conceptos crean un ambiente de participación ciudadana, sin los requisitos que exige el estado para ser ciudadano. El voluntariado y activismo entregan a los jóvenes hoy el derecho a participar y cambiar el mundo que conocen, con la convicción de una sociedad más inclusiva que logre mejorar los niveles de desarrollo humano, pero aún mejor es que sientan que somos todos y todas los encargados de cambiar las estructuras en donde el corazón y la pasión no caben.